La ciencia responde: ¿Por qué nos duele el rechazo?
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En Facebook, Instagram, Twitter, Tinder o cualquier otra plataforma social, siempre somos rechazados por alguien.
El rechazo siempre duele
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No importa qué tan grande es el rechazo, siempre duele. Es inevitable preguntarnos entonces por qué nos importa tanto ser rechazados.
Tienes muchos amigos, pero cuando uno de ellos sube una foto de una reunión a la que no te invitó, duele, y duele mucho. Quizás ya tenías planes o no te hubiera interesado asistir, pero... ¿por qué no me invitó? ¿Por qué me rechazó?
El psicólogo Guy Winch compartió su conocimiento en el tema y además propone algunos consejos para aminorar este sentimiento tan desagradable.
¿Por qué sentimos rechazo?
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Como bien sabemos, la selección natural «se encarga» de nuestra supervivencia. Por lo tanto, ¿qué nos aporta esta reacción del cuerpo ante el rechazo? ¿De qué nos sirve? ¿Por qué la tenemos? Muchos psicólogos evolucionistas defienden la idea de que el rechazo sirvió como función vital para nuestros antepasados que vivieron en el Paelolítico, dedicando sus días a cazar y recolectar para su tribu.
En ese entonces, ser parte de una tribu era sinónimo de vivir. Cualquier persona excluida de la tribu estaba sentenciada a muerte, ya que sobrevivir aislado era muy difícil, si no imposible. Por esta razón, los psicólogos creen que el cerebro desarrolló un sistema de alerta para detectar el riesgo de la exclusión social.
Aquellos que sentían el rechazo con tanto dolor tendrían tendencia a corregir enseguida su comportamiento para no sentir más ese dolor y además evitar así ser echado de la tribu. Con esto se garantizaba la ventaja evolutiva, poder pasar sus genes a la siguiente generación.
Pero no solo sentimos dolor físico al ser rechazados. El dolor emocional también está muy presente. Pertenecer a un grupo social es lo que necesitamos (en general, salvo si sos un sociópata). Ser rechazados nos cambia el humor y el autoestima, nos enoja y nos pone agresivos. Nos gusta ser parte de algo.
¿Y la autoestima?
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Apenas somos rechazados, nuestra reacción nunca es la de intentar recuperarnos y sanar las heridas, pero sí ser críticos con nosotros mismos, muchas veces de un modo brutal. Te rechazó el chico o la chica que te gusta, no te aceptaron en ese trabajo o te acaban de despedir y enseguida te atacas a ti mismo.
«Soy un desastre, no sirvo para nada, no me quieren porque no soy bueno/a, no estoy al nivel, todos son mejores que yo»... en otras palabras, das asco.
El rechazo solo lastima nuestra autoestima, pero ¿por qué no lastimarla un poco más?
Como seguro adivinaste, esta reacción inmediata que tenemos es poco sana y autodestructiva. Y lo más preocupante es que tú y todos, lo hemos hecho en algún momento.
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Y ahora las buenas noticias...
El Dr. Winch compartió varios consejos que sin duda podrían servirte, aunque te cueste admitir que eres de los que se autocritican constantemente al ser rechazados.1) Cero tolerancia a la autocritica
Luego de cualquier tipo de rechazo, nunca deberías culparte y pensar qué has hecho mal. En realidad es mucho más provechoso considerar qué podrías haber hecho diferente y poder abarcar el tipo de situación de otro modo en un futuro. Pero nunca hay que castigarse y autocriticarse.Probablemente no te hayas percatado, pero en muchas ocasiones la forma en que te expresas te está lastimando. Por ejemplo, si rechazan tu propuesta para una cita, en vez de pensar «me rechazaron», podrías decir que simplemente «me dijieron que no».
De este modo, no estás considerando que el rechazo fue un acto negativo hacia ti, ya que de todos modos simplemente se trata de que no quieren aceptar tu propuesta.
Otros ejemplos para reformular los rechazos son:
«Eramos amigos, pero nos fuimos alejamos» en lugar de «mi amigo me rechazó».
«No obtuve el trabajo» en lugar de «rechazaron mi solicitud de trabajo».
«Teniamos prioridades diferentes» en lugar de «me rechazaron».
Y el mejor que puedes utilizar: «no funcionó», porque quita la culpa tanto tuya como de la otra persona.
¿Ahora entiendes a que se refiere el psicólogo Winch?
Además, un error muy común es asumir que el rechazo es personal. No lo es.
No eres el ombligo del mundo y en este caso, qué suerte que así sea. La gran mayoría de los rechazos se deben puramente a circunstancias, ya sean rechazos románticos, sociales, laborales, etc.
2) Recuperar tu autoestima
Te acaban de rechazar y tu autoestima corre por las aguas subterráneas. Pero en vez de triturar tu autoestima, deberías recordarte lo que vales, lo que tienes para oferecer y que te hace ser un buen candidato para una situación relevante.En vez de pensar en tus defectos, deberías pensar en tus cualidades.
El doctor propone que hagas una lista de 5 cualidades tuyas que crees que son importantes y significativas. Luego que escribas un párrafo sobre una de esas cualidades explicando por qué esa cualidad importa para los demás y cómo la utilizarías en una situación relevante.
Realizando esto recuperas tu autoestima, reduces el dolor emocional y además construyes tu confianza para futuras situaciones.
Escribir un párrafo en la penumbra de tu cuarto probablemente te parezca poco atractivo. Así que te propongo que se lo cuentes a un amigo (por Facebook o Whatsapp, si eres de esos a los que se les da mejor comunicarse por chat), no a cualquier amigo, claro, a ese amigo con el que siempre hablas de estas cosas.
3) Estimular tu sentimiento de conexión social
Nos gusta ser queridos. Ser parte de algo.Entonces cuando nos rechazan, lo mejor que puedes hacer es buscar alternativas. Si no te invitan a almorzar tus compañeros de trabajo, le podrías decir a tus amigos para almorzar juntos. Si no te invitan a esa fiesta, te vas a otras e invitas a toda la gente que tenías ganas de ver.
Así nos recordamos que somos queridos y formamos parte de varios círculos sociales, aunque en uno hayamos sido rechazados. Estamos de acuerdo con que ser rechazados es horrible. A nadie le gusta. Pero puede ser menos doloroso.
Si limitamos el impacto psicológico que nos genera el rechazo y aprendemos a reconstruir nuestra autoestima, nos podemos recuperar más rápido con la confianza que nos debería caracterizar. Y antes de que te des cuenta, tienes una cita de nuevo, una entrevista de trabajo o un almuerzo con tus compañeros de trabajo.
Es difícil hablar del rechazo, pero empieza por contarnos alguna experiencia tuya. ¿Cómo te sentiste?¿Cómo lo manejaste? ¿Te animas a seguir los consejos del psicólogo Winch?
Fuente: http://www.batanga.com/curiosidades/62539/la-ciencia-responde-por-que-nos-duele-el-rechazo
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